PERCY JACKSON Y EL LADRON DEL RAYO IMAGEN INICIAL
ARGUMENTO
Percy Jackson es un chico de doce años diagnosticado de dislexia y TDAH, que ha sido expulsado de bastantes escuelas. En un viaje con su madre, su mejor amigo Grover, le revela que es un sátiro, urgentemente le dice a la madre de Percy que este debe ir a cierto campamento. Mientras conducían hacia el campamento, son atacados por un minotauro que coge a la madre de Percy. Ella se disuelve en una lluvia dorada de luz mientras Percy y Grover escapan por poco. Percy se despierta y descubre que ha llegado al Campamento Mestizo, un campamento de entrenamiento secreto de semidioses. A partir de entonces, Percy se traslada a la cabaña de Hermes bajo el cuidado de Luke, el jefe de grupo. Durante el Juego de la Bandera, Percy es atacado por los hijos de Ares. Él sana cuando está en contacto con el río fronterizo y se revela como el hijo de Poseidón cuando el tridente de Poseidón aparece sobre su cabeza. Poseidón había roto un juramento con Hades y Zeus después de Segunda Guerra Mundial de no tener más hijos, ya que eran demasiado poderosos. A Percy se le otorga una búsqueda para encontrar el Rayo Maestro de Zeus que Quirón cree Hades ha robado. Sin embargo, Zeus, que ha descubierto que Poseidón había roto el juramento, cree que Poseidón había hecho robar a Percy el Rayo. Percy, que tiene diez días antes del solsticio de verano para encontrar el Rayo, recibe unos zapatos mágicos de Luke antes de salir. Percy, acompañado de Annabeth (hija de [Atenea]) y Grover, decide viajar hacia el oeste hasta llegar a la entrada del Inframundo en Los Ángeles. Se encuentran varios monstruos griegos, y también el dios de la guerra, Ares, quien le dice a Percy que su madre está viva. Al acercarse a la boca del Tártaro, los zapatos de Luke intentan tirar de Grover hacia él, pero se las arregla para deslizarse con sus cascos. Percy se enfrenta a Hades, que también cree que Percy robó el Rayo Maestro, así como su Yelmo de la Oscuridad, que es un objeto que le permite convertirse en una sombra. Esto le permite acercarse sigilosamente a sus oponentes. Percy se da cuenta de que Ares le ha engañado cuando descubre el Rayo en su mochila. Huye del subsuelo, obligado a dejar a su madre. Percy, a continuación, lucha y derrota a Ares por herir el talón de dios. Ares le da a Percy el Yelmo de la Oscuridad que Percy devuelve a Hades. Percy llega a Nueva York para dar el Rayo Maestro a Zeus en la parte superior de Empire State Building, donde se encuentra ahora Olimpo. Zeus acepta el Rayo Maestro y, posteriormente, Percy vuelve al campamento, tras enterarse de que su madre está bien en Nueva York porque Hades la devolvió al recuperar su Yelmo. Percy se encuentra con Luke que le revela que el fue quien robó el Rayo para recuperar a Cronos y derrotar al Olimpo. Después, invoca a un escorpión que pica a Percy y casi lo mata. Quirón le cura y decide dejar el campamento durante los meses escolares para asistir a una nueva escuela encontrada
PERSONAJES MITOLÓGICOS
ZEUS
En la
mitología griega Zeus (en
griego antiguo Ζεύς
Zeús) es el «padre de los dioses y los hombres»,
[1] que gobernaba a los
dioses del
monte Olimpo como un padre a una familia, de forma que incluso los que no eran sus hijos naturales se dirigían a él como tal.
[2] Era el
Rey de los Dioses que supervisaba el universo.
[3] Era el
dios del
cielo y el
trueno. Sus atributos incluyen el
rayo, el
águila, el
toro y el
roble. Además de su herencia indoeuropea, el clásico Zeus «recolector de nubes»
POSEIDÓN
Poseidón o
Posidón (en
griego antiguo Ποσειδῶν) era el
dios del
mar, las
tormentas y, como «Agitador de la Tierra», de los
terremotos en la
mitología griega. El nombre del dios marino
etrusco Nethuns fue adoptado en
latín para
Neptuno (
Neptunus) en la
mitología romana, siendo ambos dioses del mar análogos a Poseidón. Las tablillas en
lineal B muestran que Poseidón fue venerado en
Pilos y
Tebas en la
Grecia micénica de finales de la Edad del Bronce, pero fue integrado en el
panteón olímpico posterior como hermano de
Zeus y
Hades. Poseidón tuvo muchos hijos y fue protector de muchas ciudades helenas, aunque perdió el concurso por
Atenas contra
Atenea. Le fue dedicado un
himno homérico.
ATENEA
En la
mitología griega,
Atenea o
Atena (en
ático Ἀθηνᾶ
Athênã o en
jónico Ἀθήνη
Athếnê; en
dórico Ἀσάνα
Asána) es la
diosa de la
sabiduría, la
estrategia y la guerra justa. Fue considerada una mentora de
héroes y adorada desde la Antigüedad como patrona de
Atenas, donde se construyó el
Partenón para adorarla. Fue asociada por los
etruscos con su diosa
Menrva, y posteriormente por los
romanos con
Minerva.
QUIRÓN
En la
mitología griega Quirón o
Queirón (en
griego antiguo Χείρων
Kheírôn, ‘el inferior’ de los hijos de Crono) es un
centauro inteligente, sabio y de buen carácter, a diferencia de la mayoría de los de su clase. Era hijo de
Crono y de
Filira, una hija de
Océano, y padre de
Ocírroe con la
ninfa Cariclo. Quirón vivía en una cueva del monte
Pelión, en
Tesalia, y fue un gran educador en
música,
arte,
caza,
moral,
medicina y
cirugía, y tutor de los
héroes Aquiles,
Áyax,
Asclepio,
Teseo,
Jasón,
Aristeo,
Acteón y
Heracles.
Crono, que estaba casado con
Rea, se enamoró de Filira. Sin embargo ella lo rechazó y para escapar de su acoso se transformó en yegua. Cuando Crono se enteró, se convirtió a su vez en caballo y consiguió su objetivo; de este amor forzado nació Quirón.
Su fama de médico sabio y prudente corrió por toda
Grecia. Quirón conoció a
Peleo cuando
Acasto, para vengarse de una presunta traición amorosa de éste, le invitó a una cacería durante la cual le robó la espada maravillosa que le había regalado
Hefesto y lo abandonó a su suerte entre los centauros. Sin embargo fue salvado por Quirón, que recuperó la espada, profesándose desde entonces una gran amistad entre ambos.
Cuando Peleo se enamoró de
Tetis pidió consejo a Quirón para encontrar la forma de seducirla ya que, como todas las
nereidas, podía cambiar de forma a su antojo. Quirón le recomendó que una vez que la tocara y la atrapara no la soltase y, así, cuando se volvió calamar, la detuvo de un brazo y no la soltó hasta que regresó a su forma de mujer, con lo cual Peleo pudo tomarla a la fuerza.
Cuando Tetis abandonó a Peleo, éste entregó a Aquiles a Quirón para que lo educara junto con su madre Filira y su esposa, Cariclo, ninfa hija de
Apolo. Tetis dejó a Peleo porque éste le recriminó los rituales que hacía sobre Aquiles para dotarlo de inmortalidad, consistentes en quemarlo y luego curar sus quemaduras con
ambrosía. Peleo le arrebató a Aquiles sin dar tiempo a que Tetis cubriese con el néctar el talón del niño, y por este motivo entregó a Quirón al niño Aquiles con el talón quemado, así que lo primero que hizo el centauro fue tomar el hueso del talón de
Dámiso, un
gigante corredor recién fallecido, y con él reemplazar la taba de Aquiles.
Heracles le disparó accidentalmente una flecha envenenada con la sangre de la
Hidra en el transcurso de una lucha con los centauros, que huían hacia la morada de Quirón. Éste contrajo una dolorosa herida incurable, que le llevó a ceder su inmortalidad a
Prometeo, para poder así morir y escapar del dolor. Fue ascendido al cielo como la
constelación Sagitario, localizada en la elíptica del Zodiaco y que se puede ver desde el hemisferio norte, o según otras fuentes
Centaurus.
Algunas fuentes especulan con que Quirón fuese originalmente un dios
tesalio, posteriormente subsumido en el panteón griego como un centauro.
Se considera también a Quirón como el primer veterinario, ya que usaba sus grandes conocimientos médicos para curar criaturas de todas las especies
MINOTAURO
El
Minotauro (del griego Μινόταυρος, Minótauros), era un
monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de
toro. El
mito tiene su versión más completa en la
Biblioteca mitológica de
Apolodoro.
[1] Su nombre significa "Toro de Minos", y fue concebido de la unión entre
Pasífae y un magnífico toro con motivo de una afrenta divina. Fue encerrado en un
laberinto diseñado por el artífice
Dédalo, hecho expresamente para retenerlo,
[2] ubicado probablemente en la ciudad de
Cnosos en la isla de
Creta. Por muchos años, hombres y mujeres eran llevados al laberinto como sacrificio para ser el alimento de la bestia hasta que la vida de ésta terminó en manos del héroe
Teseo
Nacimiento del Minotauro
Existen varias versiones acerca de la afrenta que ocasionó que la esposa de Minos,
Pasífae, tuviera la necesidad de unirse al toro de Creta. La versión más extendida dice que Minos, hijo de Zeus y de Europa, pidió a Poseidón apoyo para suceder al rey
Asterión de Creta frente a sus hermanos
Radamantis y
Sarpedón y ser reconocido como tal por los cretenses.
Poseidón lo escuchó e hizo salir de los mares un hermoso toro blanco, al cual Minos prometió sacrificar en su nombre.Sin embargo, al quedar Minos maravillado por las cualidades del hermoso toro blanco, lo ocultó entre su rebaño y sacrificó a otro toro en su lugar esperando que el dios del océano no se diera cuenta del cambio. Al saber esto Poseidón, se llenó de ira, y para vengarse, inspiró en Pasífae un deseo tan insólito como incontenible por el hermoso toro blanco que Minos guardó para sí.
MEDUSA
En la
mitología griega,
Medusa (en
griego antiguo Μέδουσα
Médousa, ‘guardiana’, ‘protectora’)
[1] era un monstruo
ctónico femenino, que volvía de piedra a aquellos que la miraban. Fue decapitada por
Perseo, quien después usó su cabeza como arma
[2] hasta que se la dio a la diosa
Atenea para que la pusiera en su escudo, la
égida. Desde la
antigüedad clásica, la imagen de la cabeza de Medusa aparece representada en el
artilugio que aleja el mal conocido como
Gorgoneion
LAS ERINIAS (LAS FURIAS)
En la
mitología griega, las
Erinias (en
griego antiguo Έρινύες
Erinúes, de ἐρίνειν
erínein, ‘perseguir’) eran personificaciones femeninas de la
venganza, que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se les llamaba
Euménides (en griego antiguo Εύμενίδες, ‘benévolas’),
antífrasis usada para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre. Según la tradición, este nombre se habría utilizado por primera vez tras la absolución de
Orestes por el
Areópago (que se describe más adelante), y luego se usó para aludir al lado bueno de las Erinias.
En
Atenas se usaba también eufemísticamente la
perífrasis σεμναί θεαί
semnai theai, ‘venerables diosas’. También se aludía a ellas como χθόνιαι θεαί
chthóniai theaí, ‘diosas
ctónicas’, y se les aplicaba el
epíteto Praxídiceas (Πραξιδικαι), ‘ejecutoras de las leyes’. Por último, en la
mitología romana se les conoce como
Furias (en
latín Furiæ o
Diræ, ‘terribles’).
Las Erinias son fuerzas primitivas anteriores a los
dioses olímpicos, por lo que no se someten a la autoridad de
Zeus. Moraban en el
Érebo (o en el
Tártaro según la tradición), el inframundo, del que sólo volvían a la Tierra para castigar a los criminales vivos, sometiendo mientras a torturas sin fin a los eternamente condenados. A pesar de su ascendencia divina, los dioses del
Olimpo muestran una profunda repulsión hacia estos seres que no toleran. Por su parte, los mortales las temen y huyen de ellas. Es esta marginación y la necesidad de reconocimiento que implica lo que, en la obra de
Esquilo, llevará a las Erinias a aceptar el veredicto de
Atenea, a pesar de su inagotable sed de venganza.
Se representa a estas hórridas deidades vengadoras como genios femeninos con serpientes enroscadas en sus cabezas entre el pelo, portando látigos y antorchas, y con sangre manando en lugar de lágrimas en los ojos. También se decía que tenían grandes alas de murciélago o pájaro, o el cuerpo de un perro.
Solían ser comparadas con las
Gorgonas, las
Grayas y las
Arpías debido a su espantosa y oscura apariencia y al poco contacto que mantenían con los
dioses olímpicos. Atormentan a los que hacen el mal, persiguiéndolos incansablemente sobre la Tierra hasta volverlos locos. En un sentido más amplio, la Erinias representan la rectitud de las cosas dentro del orden establecido, protectoras del
cosmos frente al
caos. En la
Ilíada privan de la palabra a
Janto, el caballo de
Aquiles, por culpar a los dioses de la muerte de
Patroclo y privan de descendencia a
Fénix. El filósofo
Heráclito decía que si
Helios decidía cambiar el curso del
Sol a través del cielo, ellas le impedirían hacerlo.
Un mito cuenta que Tisífone se enamoró de
Citerón, y terminó provocando su muerte por mordedura de serpiente, concretamente de una de su cabeza.
LAS NINFAS
En la
mitología griega, una
ninfa (en
griego antiguo νύμφα) es una
deidad menor de la naturaleza, típicamente asociada a un accidente geográfico o lugar concreto, a pesar de lo cual eran designadas por el título de
olímpicas, convocadas a las reuniones de los dioses en el
Olimpo y descritas como hijas de
Zeus. Diferentes de los dioses, las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, y ser representadas en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas, que aman cantar y bailar; poetas posteriores las describen a veces con cabellos del color del mar.
[1] Se creía que moraban en la tierra: en arboledas, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas.
[2] Según el lugar que habiten, se les llama
Agrónomos (ἀγρονόμοι),
[3] Orestíades (ὀρεστιάδες)
[4] y
Náyades (νηϊάδες).
[5] Son muy longevas, pero no necesariamente inmortales.
Homero las describe con más detalle presidiendo sobre los juegos, acompañando a
Artemisa,
[6] bailando con ella, tejiendo en sus cuevas prendas púrpuras y vigilando amablemente el destino de los mortales.
[7] A lo largo de los mitos griegos actúan a menudo como ayudantes de otras deidades principales, como el profético
Apolo, el juerguista dios del vino
Dioniso y dioses rústicos como
Pan y
Hermes. Los hombres les ofrecían sacrificios en solitario o junto con otros dioses, como por ejemplo Hermes.
[8] Con frecuencia eran el objetivo de los
sátiros.
El matrimonio simbólico de una ninfa y un patriarca, a menudo el
epónimo de un pueblo, se repite sin fin en los
mitos fundacionales griegos; su unión otorgaba autoridad al rey arcaico y su linaje.
PERSÉFONE En la
mitología griega,
Perséfone (en
griego antiguo Περσεφόνη
Persephónē ) es hija de
Zeus y de
Deméter (ἡ Μητὴρ
hê Mêtềr, ‘la madre’). La joven doncella, llamada hasta entonces
Core (Κόρη, ‘hija’), es raptada por
Hades convirtiéndose en la reina del
Inframundo.
Perséfone es su nombre en la literatura
épica de la Grecia
jónica. En otros dialectos era conocida por otros nombres, como
Persephassa o
Persephatta.
Homero la llama
Persephoneia (Περσεφόνεια). Los
romanos tuvieron noticia de ella por primera vez a través de las ciudades
eólicas y
dóricas de la
Magna Grecia, donde usaban la variante dialéctica
Proserpina.
De ahí que en la
mitología romana fuese llamada
Proserpina, y como tal llegase a convertirse en un personaje emblemático del
Renacimiento.
HIDRA
En la
mitología griega, la
Hidra de Lerna (en
griego antiguo Λερναία Ὕδρα) era un antiguo y despiadado monstruo acuático
ctónico con forma de serpiente
policéfala (cuyo número va desde 3 o 5 hasta 100 e incluso 10.000 según la fuente) y aliento venenoso (
Higino, 30) a la que
Heracles mató en el segundo de sus
doce trabajos. Su guarida era el lago de
Lerna en el golfo de la
Argólida (cerca de
Nauplia), si bien los arqueólogos han confirmado que este lugar sagrado es anterior incluso a la ciudad micénica de
Argos, pues Lerna fue el lugar del mito de las
Danaides. Bajo sus aguas había una entrada al
Inframundo que la Hidra guardaba.
[1]
La Hidra era hija de
Tifón y la
Equidna. Fue criada por
Hera bajo un
plátano cerca de la fuente
Amimone en Lerna. Se decía que era hermana del
León de Nemea y que por ello buscaba venganza por la muerte de éste a manos de Heracles. Por esto se decía que había sido elegida como trabajo para Heracles, de forma que éste muriese. También tenía siete cabezas y si se le cortaba una salían dos más.
Afrodita (en
griego antiguo Ἀφροδίτη) es, en la
mitología griega, la
diosa del
amor, la
lujuria, la
belleza, la
prostitución y la
reproducción. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que normalmente no era el amor en el sentido
cristiano o
romántico, sino específicamente
Eros (atracción física o sexual). Su equivalente
romana es la diosa
Venus.
La ‘surgida de la espuma’ Afrodita nació de la espuma del mar cerca de
Pafos (Chipre) después de que
Crono cortase durante la
Titanomaquia los genitales a
Urano con una hoz
adamantina y los arrojase tras él al mar. En su
Teogonía,
Hesíodo cuenta que los genitales «fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella» ya adulta. Este mito de Venus (el nombre romano de Afrodita) nacida adulta,
Venus Anadiómena (‘Venus saliendo del mar’),
[13] fue una de las representaciones icónicas de Afrodita, famosa por la admiradísima pintura de
Apeles, hoy perdida, pero descrita por
Plinio el Viejo en su
Naturalis Historia.
Por esto, Afrodita es de una generación anterior a la de
Zeus.
Homero cuenta en el libro V de la
Ilíada otra versión sobre su origen, según la cual sería hija de
Dione, quien era la diosa oracular original («Dione» significa simplemente ‘diosa’, forma femenina de Δíος, ‘diosa’, el
genitivo de «Zeus») en
Dódona. Según Homero, Afrodita, aventurándose en batalla para proteger a su hijo
Eneas, es herida por
Diomedes y vuelve con su madre, postrándose de rodillas para ser reconfortada. «Dione» parece ser equivalente a Gea, la
Madre Tierra, a quien Homero trasladó al Olimpo y alude a un hipotético panteón
protoindoeuropeo original, con dios jefe (
Di-) representado por el cielo y el rayo y la diosa jefa (forma femenina de
Di-) representada como la tierra o el suelo fértil. La propia Afrodita fue llamada a veces «Dione». Una vez que el culto a Zeus hubo usurpado el oráculo-robledo de Dódona, algunos poetas lo tuvieron por padre de Afrodita.
El principal centro de adoración a Afrodita permaneció en Pafos, al suroeste de la costa de Chipre, donde la diosa del deseo había sido adorada desde mucho tiempo atrás como
Ishtar y
Astarté. Se dice que desembarcó tentativamente primero en
Citera, un lugar de parada para el comercio y la cultura entre
Creta y el
Peloponeso. Así quizás tengamos pistas del camino del culto original a Afrodita desde el Levante hasta el continente griego.
Algunos autores consideran que Afrodita era hija de
Talasa, la personificación femenina del mar, y Zeus.